Ritmos… Día 17

Qué lento va el tiempo desde que no estás. Apenas 17 días desde tu partida y hoy juraba que hace dos meses no te veo. Ayer fue tu cumpleaños y comimos pastel sin ti. Te compramos flores, de colores, igual que tú… brillantes flores rojas, naranjas, blancas, moradas, azules y rosas. Sólo las flores se parecen a ti. Vino tu abuela, ella hizo el pastel, que no era pastel sino pan de elote… te hubiera encantado. Me acordé de cómo robabas servilletas cada vez que podías, según tú muy discreta pasando por encima de todo hasta alcanzarlas. Siempre reiré al ver servilletas.

Gracias a ti, objetos y sucesos cotidianos que pasaban desapercibidos, cobraron vida. La casa está llena de pequeñas cosas que amabas y me llena el corazón de alegría saber que pude ser lo suficientemente sensible para notarlas y poderlas recordar hoy. Te siento en cada una de ellas. Puedo mirar las cosas que mirabas, me llaman la atención los sonidos y los eventos que a ti te movían. Qué afortunada soy, de conocerte y de sentirte. Quisiera poder transmitirle a todo el mundo sobre lo bello, lo increíble y lo hermoso de poder conocer a un perro como te conocí a ti: ¡Hey! ¡Nadie se muera sin probarlo! ¡Nadie se muera sin escuchar a un perro!

Sé que muchos creen que ya lo hacen, te juro que yo creía que lo hacía antes de ti y sólo contigo descubrí todo lo que aún me hacía falta. Gracias a ti hoy estoy conociendo nuevos rasgos incluso de Leo ¡sí, de Leo! Y pensar que lleva 9 años acompañándome. Me ayudaste a afinar mi vista, a rellenar los huequitos donde todavía hacían falta voces y me enseñaste que no hay libros que realmente puedan enseñarnos sobre la vida. Quien quiera aprender a vivir, tiene que aventurarse a ello.

Cómo te extraño mi canguro cola larga. Quisiera tener el talento suficiente para poder dibujar tu espíritu, para cantar tu canción, para bailar tu danza…

Leo ha regresado a acurrucarse junto a mi. Aún no logro descifrar si te extraña, si se siente más seguro a mi lado, si le haces falta para separarse de mi o si es un poco de todo. Cuando estabas ya no temblaba con los cuetes, no me buscaba con tanta insistencia. Antes de ti y después de ti: lo hace. Cada día descubro nuevos matices de cambio, de transformación y quiero entenderlos y aprender de ellos, no quiero que se me escapen.

Sé que ya querías que me sentara a escribir de nuevo. Hay un impulso en mí, que me podría llevar a encerrarme en una cabaña en el bosque a escribir, escribir y escribir… también hay un impulso en mí que quiere seguir en todo, estar conectada con muchos frentes… y el tiempo tan poco, los días tan… no sé cómo, raros. Aquí estoy. Toda oídos para lo que nos quieras compartir hoy.

“Gracias por amarme así, tan a detalle. Te amo y te amé igual. Te observé tanto… a todos.

Hoy quiero hablar de la sincronía, del ritmo.

Las personas han olvidado el ritmo, ya no conocen el verdadero significado de esa palabra. Ahora rigen su vida de acuerdo al tiempo y no al ritmo. El tiempo es uniforme y se mide igual para todos. El ritmo es distinto en cada quien. El tiempo es simple. El ritmo es complejo.

Los ritmos se combinan. El planeta tiene su ritmo, cada especie tiene su ritmo y cada individuo tiene también su ritmo. Una familia combina ritmos y genera un ritmo conjunto, el agua tiene su ritmo… y así todo. El ritmo cambia. A veces puedes amanecer y sentir un ritmo interno diferente que el de ayer.

La vida moderna no respeta ningún ritmo.

He aquí la raíz del problema. Sí, de ese problema del que hemos venido hablando. Las razones detrás de este problema son muchas:

  1. No saber ni siquiera que es el ritmo
  2. Como no sabes que es el ritmo, no lo reconoces
  3. Como no lo reconoces, no lo escuchas
  4. Como no lo escuchas, no lo integras
  5. Como no lo integras, no fluyes
  6. Como no fluyes, chocas con todo
  7. Como chocas con todo, te lastimas y lastimas
  8. Como lastimas, peleas
  9. Como peleas, destruyes
  10. Como destruyes, generas carencia
  11. Como generas carencia, generas competencia
  12. Como compites, ganas o pierdes
  13. Como ganas, te sientes poderoso. Como pierdes, quieres más
  14. Como sientes poder, quieres control. Como quieres más, quieres control.
  15. Como quieres control, sientes miedo
  16. Como sientes miedo, dejas de confiar
  17. Como dejas de confiar, dejas de conectar
  18. Como dejas de conectar, te sientes solo
  19. Como te sientes solo, te deprimes
  20. Como te deprimes, te pierdes
  21. Como te pierdes, te mueres… sin siquiera estar muerto aún.

Así, como efecto dominó. En el punto 5 se contagia, porque al momento en que dejas de fluir y chocas con otros, provocas un desequilibrio en ellos también y la cadena se expande, hasta llegar al planeta tierra mismo. Todo empieza con el ritmo.

¿Cómo deshacer la cadena? ¿Cómo revertir el efecto dominó? Recuperando el ritmo.

Pero primero, hay que saber qué es el ritmo. Tu mente humana no lo sabe ni lo sabrá. El que sabe es el cuerpo físico. Si empiezas por escuchar a tu cuerpo físico, entonces empezarás a recibir valiosas lecciones sobre el ritmo. Tu dictas cuando quieres comer, cuando tomas agua, cuando vas al baño… empieza por soltar esas funciones básicas. Escucha a tu cuerpo, no comas cuando lo marca el reloj o lo indica el médico, come cuando tu cuerpo realmente pide alimento. Y pregúntate ¿eso que sientes será realmente una señal de hambre? ¿o es una emoción relacionada con algún evento? ¿es una respuesta a algo que acaba de pasar? ¿o es sed?

Esa es la tarea de hoy… qué siente tu cuerpo realmente y qué quiere decirte. Si estas leyendo esto y planeas poner en práctica este primer intento para aprender a saber qué es el ritmo, compártenos en los comentarios qué sientes, qué señales realmente reconoces de tu cuerpo, usualmente le respondes de inmediato cuando te pide ir al baño o lo haces esperar, si tienes sueño ¿duermes? si te sientes cansado ¿descansas? ¿reconoces el hambre o la confundes con otras cosas?

El ritmo es una hermosa mezcla de frecuencias únicas, fractales y en flujo constante, armónicas cuando nos sintonizamos con ellas. Un ritmo interrumpido constantemente causa caos. La tierra sufre una disrrupción múltiple en los ritmos de todo y de todos. Es urgente que nos volvamos a conectar.

Gracias por crear este nuevo espacio. Es importante. Gracias por hacer el esfuerzo mi querida compañera astral, si me dirijo a ti -mamá humana- la mejor mamá humana que he tenido.”

Lua, Lua, Lua, Lua… te canto tu canción (me gusta más la versión de un disco particular de Caetano Veloso que no recuerdo como se llama y no encuentro esa versión en youtube, pero para que nuestros amigos la puedan escuchar, aquí comparto lo que encontré)

“¿Comprendes esto del ritmo que les platico mamá?” Si Lua, lo comprendo… es muy difícil aprender a escuchar el ritmo de nuevo. Hay tanto ruido, tanta presión, tanto tiempo qué contar, tanta distracción. “Todo tiene su ritmo. Una vez que que logras comprender lo que es el ritmo, reconocerlo, escucharlo y empiezas a sintonizarte con tu propio ritmo, entonces empezarás a reconocer los ritmos a tu alrededor y a combinarel tuyo con ellos… entonces empezarás a fluir. Todos los ritmos pueden integrarse. Ahora se cree que seguir el ritmo rompe la productividad, representa un riesgo para el sistema, se perderá el tiempo, etc. Todo lo contrario sucedería si todos empezaran a entrar en sincronía y los ritmos pudieran fluir y combinarse armónicamente.

Las estrellas también tienen ritmos, el viento, el fuego, el sol, las galaxias.

Nada existiría si los ritmos no consiguieran fluir y combinarse. Todo se destruiría hasta dejar de existir. El universo y la existencia misma es vida, es flujo… es ritmo.

¿Lo ves? Dejemos que nuestros lectores reflexionen sobre esto si así lo desean y compartan su sentir. Sé que tienen muchas preguntas, nos han expresado pocas. Yo estoy dispuesta a escuchar y responder… soy un libro abierto. Los amo. Amo a los humanos… debo admitir que conocía muy buenos humanos y si eso hay en ellos, lo hay en todos. Confío y creo en la humanidad y veo un futuro armónico, con ritmo, donde todos bailamos juntos y cantamos y nuestra madre tierra vuelve a sonreír y florecer. Por cierto, gracias por mis flores.”

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