El ego, el espíritu y los deseos… Día 7

En las noches, en los sueños, en el alma… estás tú.

Anoche, mientras trataba de distraer mis pensamientos con una película, de pronto exclamé “¿dónde está mi frifolito?”… Había olvidado el día que te puse ese apodo: “Frifolito”, creo que un día me pareció que tu cara olía a frijolitos y como inflabas los cachetes al suspirar mientras “te derretías de amor”, te puse “Frifolito”…. Y así de la nada, se me hizo el nudo en la garganta. Mi llanto fue menos dramático, más sosiego. Sin embargo, esa sensación de vacío permaneció. Antes de irme a dormir, hablé contigo y te pedí que por favor vinieras a mis sueños, te conté cuántas ganas tenía de abrazarte… y así empezó la vida dormida.

De pronto ahí estabas. Nos encontrábamos en una casa que era nuestra pero no la misma en donde vivimos ahora, esta casa era distinta. Había gente invitada que no conozco y traían hurones. Dos grandes hurones (mucho más robustos que en la vida despierta) y yo me molestaba. Volteaba a verte y en eso intentabas correr para perseguir a uno de ellos. Tus patas se tambaleaban y te caíste. Yo me enfurecía con las personas y les pedía que por favor se llevaran a los hurones ¡no ven que Lua se inquieta y no puede correr, además es peligroso para ellos también! ¡llévenselos de aquí!

Los hurones corrían por todos lados y tú estabas frustrada, refunfuñando en el suelo. Te entristeciste. En una pausa donde nuestras miradas se cruzaron, susurraste en mi mente “por favor, sácame de aquí, me duele mucho mi cuerpo”. Mientras me mirabas noté que tenías un ojo fijo, un ojo que no respondía y entendí, que tampoco podías ver.

En ese momento, como suelen ser los cortes de escena, el sueño cambió y ahora me encontraba contigo en una alberca. Te estaba sosteniendo como por encima del agua, yo de pie y tú recostada mientras sostenía tu cabeza y tu cuerpo se encontraba levemente sumergido. Sentía tu relajación y sentí claramente esa sensación única de cuanto te abrazo y el mundo se esfuma en un segundo plano. Caminé por la alberca lentamente, mientras tú “flotabas” en mis brazos. Me invadió una paz profunda y la hermosa experiencia de sentirte cerca. Estuviste conmigo. Como mensaje oculto en mi sueño, entendí porqué no te quedaste.

Quiero darte las gracias porque entre la confusión de mi cuerpo y el registro de mi sueño, se creó un recuerdo y hoy siento que ayer estuvimos juntas físicamente y que mi corazón sintió tus latidos. Desperté con un nuevo brillo, un rayito de esperanza y una sensación de integración fuerte. Hoy mi corazón comprendió más sobre tu partida y su significado. Gracias por estar conmigo en este proceso.

Estás muy callada, pero sé que algo quieres expresar, de lo contrario no estaría aquí escribiendo. Te espero…

“¡Hola mamá! Ya vine… Estaba escuchando tu narrativa. Sí, ayer nos encontramos en el astral. Tu sintonización está mejorando. No basta con que desees -soñar con algo o alguien- ni basta con desear sucesos o logros, los deseos tienen que estar conectados a un nivel espiritual. ¿A qué me refiero? A veces los deseos no se cumplen porque el ego no desea lo mismo que el espíritu.

Pondré un ejemplo simple, alguien puede desear con todas sus fuerzas tener mucho dinero, mientras que su espíritu lo que desea es aprender sobre el amor por encima de la carencia y de lo material. El aspecto puramente terrenal de esa persona hará cosas y tomará decisiones de acuerdo al deseo que tiene en mente. Su espíritu promoverá acontecimientos y tomará decisiones en función de su propio deseo también y entonces estas dos fuerzas entrarán en conflicto. Esto trae resultados impredecibles y erráticos, también puede ocasionar una colisión de fuerzas y entonces el individuo vive experiencias fuertes que no logra comprender y que sacuden su mundo.

Otra opción es que el ego logre éxito tras éxito hasta doblegar por completo al espíritu perdiéndose a si mismo. Eventualmente esto último lleva a la depresión, la ansiedad generalizada, la adicción y la desconexión del ser.

Cuando el aspecto terrenal de una persona entra en resonancia con el espíritu, entra en sintonía, la magia despierta, los eventos cobran sentido, la profundidad se alcanza y empieza a sentirse el propósito.

Hay una tercera opción: cuando el aspecto terrenal conecta con el espíritu y decide confiar. El espíritu cobra fuerza y se llena de energía y como el ser terrenal está abierto y escucha, entonces el espíritu por fin puede hablar… y esto se siente, tu brújula original cobra vida. Encuentros afortunados, corazonadas atendidas, decisiones que se toman con convicción, felicidad espontánea, comprensión y aceptación del momento… se trasciende el drama, se siente la conexión. El diálogo interno cesa para convertirse en creación.”

¿Crees que hoy pueda soñar contigo de nuevo?

“No lo sé. Quizá no, porque ya lo esperas y puedo escuchar en la profundidad de tus dudas, una necesidad de confirmación. Ayer no esperabas nada, fue una petición libre. Y aquí viene mi siguiente reflexión: Soltar… soltar el control de lo que resulte. Si te hubieses aferrado a mi vida, a la idea de que aún era muy pronto, a tus expectativas, a lo que querías que sucediera, pudiste haber bloqueado el flujo natural de las cosas o mejor dicho, el flujo espiritual de las cosas.

Puedes influir en el presente, puedes controlar lo que está en tus manos y hacer todo lo que te sea posible, pero es necesario que sueltes el desenlace, no importa si tú haces todo bien -de acuerdo a los parámetros que tu mismo inventaste- el final puede ser muy diferente de lo que imaginabas.

Aferrarse a una posibilidad pone un candado al futuro. Muchas veces las personas se aferran a un desenlace deseado por miedo al desenlace no deseado, entonces, debajo del deseo de un final feliz, lo que realmente existe y mueve la energía es el miedo al final infeliz. Así se gestan las profecías auto-cumplidas.

 

El futuro está lleno de posibilidades. Cuando las personas olvidan escuchar a su espíritu y dejarlo navegar, entorpecen el camino haciéndolo aún más difícil.

Tu espíritu ve mucho más allá de lo que tu puedes ver. Para ti, quizá existan tres posibles desenlaces y crees tenerlo todo bajo control, cuando en realidad hay 1245 desenlaces posibles. Tu espíritu sabe cuál es el mejor para que el propósito presente se vea favorecido, pero como tu sólo te enfocaste en tres, haz bloqueado las probabilidades más afortunadas, limitando aún más la energía disponible para hacerlas realidad.”

Eso siento que se afianzó hoy en mi. A raíz de tu partida siento que comprendo mejor el significado de soltar. Antes lo confundía con vivir a la deriva o con cierta -pasividad-, donde las personas no actúan porque -todo se resolverá de una forma u otra- y sí, claro que se resolverá de una forma u otra, pero ¿y mi participación en ese resultado? Hoy lo comprendo mucho mejor. Se trata de manejar a través de los ojos del espíritu, sentir, poner atención a cosas que solemos ignorar y no actuar con base en el miedo. Te prometo seguir aprehendiendo este entendimiento y regresar a él cada vez que sienta la necesidad de controlar los resultados, esa necesidad imperiosa de conocer, acotar y definir el futuro: asegurarlo. Ahora entiendo porque las aseguradoras son un ultra negocio… aún nos mueve tanto el miedo disfrazado de prevención. La prevención ocultando el control. El control evadiendo la vulnerabilidad. Y la vulnerabilidad avergonzada confundiéndose con debilidad.

¿Aún nos seguirán leyendo Lua? ¿Qué piensan nuestros queridos lectores anónimos y los no tan anónimos? En estos últimos días, me he estado preguntando si querrán seguir leyendo, si sienten que tiene sentido, si encuentran alguna conexión cósmica en estas palabras, si les incomoda… ¿qué piensan?

“¿Por qué te preocupa?” No me preocupa, me inquieta, a una parte de mi le apena molestar, cada vez nos extendemos más. “¿Por qué crees que podríamos estar molestando con estos textos?”  Te conozco, sé que tienes en -mente- o mejor dicho en espíritu, osadías. “No es tu responsabilidad lo que sientan las demás personas después de leer nuestros textos. Si te inquieta es porque te invita a salir de tu zona de confort, al aceptar compartir estas letras, lo haces, te sales de tu zona de confort y estar fuera de esa zona, incomoda.

Lo increíble de la lectura es que cada quien resuena con partes diferentes de un mismo texto, cada quien subraya diferentes líneas y eso crea la posibilidad de tener una conexión múltiple, a distintos niveles, en distintos momentos con distintas sincronías. Gracias por escribirme con confianza. Y sí, más adelante quizá la conversación se ponga más -incómoda- y gracias a ello la posibilidad de expansión aumentará, así como la reconexión de la mente con el corazón y del ser terrenal con su espíritu. Así poco a poco, por partes… sin prisa. Dulces sueños para todos. Gracias por su amistad y por darme un espacio en sus vidas aún sin conocerme.

Con amor, Lua.”

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