Tememos al amor… Día 2

Hoy entiendo porqué tuvimos el impulso de ir por Maggy e invitarla a formar parte de la familia el 1º de enero… ya sabías que te irías. Sabías que sería más dura tu ausencia si sólo estaban Jake y Leo. Sabías que sería aún más duro sin Maggy, después de la partida de Bumsi y ahora tú… Ayer lloramos inconsolablemente… hoy, las lágrimas continúan.

Yo no sé cuánto puede llorar uno. Sé que suelo llorar mucho, sin embargo, esto parece ser algo nuevo. Jamás había llorado tanto por perder físicamente a un ser amado como lo estoy haciendo ahora contigo. Es como si mi corazón se hubiera expandido y la profundidad que en mi descubro, ahora es inmensa. No logro ver el fondo.

Reflexiono sobre lo frágil de la vida y al mismo tiempo sobre lo fuerte que somos.

Vivimos inmersos en la cotidianeidad, en el trabajo, en los deberes, en los planes, en los detalles y perdemos de vista la vulnerabilidad y la fragilidad. Como si quisiéramos perderla de vista intencionalmente. Porque no queremos ver que somos vulnerables, no queremos serlo. Y así poco a poco nos vamos cerrando al amor, porque ¡qué miedo sentir así de grande! ¡qué miedo perder aquello que más amamos!… y en ese proceso mediante el cual nos las ingeniamos para evitar amar al amor, nos volvemos duros, hoscos, grises, distantes, paranoicos.

Empezando a creer que el otro es ajeno a mi, que no tengo nada que ver con mi vecino, mucho menos con el abogado del primo del hermano de la tía del amigo… Y el corazón se encoge, se enfría.

Por “default” perdemos aquello que tememos perder ¿a qué le tenemos miedo entonces? No es a perder el amor, tememos al amor mismo porque nos hace grandes, profundos, rompe nuestros esquemas, derriba nuestros muros, desafía nuestras creencias y nos une, nos hace compartir(nos).

Así, en este segundo día desde que tu cuerpo descansó, empieza mi viaje exploratorio. Una nueva aventura hacia un terreno desconocido. Y yo que pensaba que sabía mucho sobre el amor… Lua, con tu existencia y tu partida revelas un nuevo y vasto mundo de posibilidades, terrenos que jamás pensé que existían.

Me comprometo contigo y con el mundo a escribir durante este viaje…

No sé quien leerá las palabras que logre plasmar, no importa. Confío en tu mensaje y tu dictado, y sé que quien llegue a leer algo sobre nuestra experiencia, es porque algo tiene que ver con ella, porque es parte de esta red cósmica que nos une, porque ese alguien es parte de mi también… porque todos somos uno y todo pasa por algo. Si, si, es un dicho muy trillado.

En los círculos espirituales suelen generarse sesgos para no enfrentar lo profundo, para quedarse en la superficie del optimismo y el “todo estará bien” y el “todo pasa por algo”, pero no me refiero a eso. Efectivamente todos somos uno, todo está conectado y todo sucede por algo, pero a veces es muy pronto para decir esas palabras.

El significado de los acontecimientos no sucede así de una vez, se va revelando poco a poco y sólo se revela si somos curiosos y deseamos descubrir ese significado. Si no nos importa entender, aprender, evolucionar y crecer… las cosas jamás pasarán por algo… sólo pasarán, enfrente de nosotros como pasa la gente, como pasa la vida, y como cuando lentamente morimos por evitar amarnos.

Anoche me contabas en mis sueños cómo tu cambio de estado estaba ayudando a sanar a muchos, me enseñabas personas que no conozco y me ponías el ejemplo de un señor a quien tu partida ayudó a limpiar 15 años de una huella de abandono que no lo dejaba en paz. Y me preguntaba ¿cómo es posible? ¿conoces a ese señor? Y me dijiste “No te imaginas cuan conectados estamos, es como el -efecto mariposa-”. Después agregaste “Mi partida es importante y oportuna, tal y como quería que lo fuera y como estaba acordado. Sé que es difícil para ti entenderlo ahora, pero confía… y confía en que te estoy hablando desde el otro lado”. ¿Cómo sé que no es mi mente inventando historias Lua? “No es tu mente la que te dará esa respuesta, es tu corazón. Y el corazón no tiene los límites de la mente.” Y desperté…

He pasado toda la mañana tratando de atrapar esos recuerdos, del sueño de anoche de una fogata grande alrededor de la cual estábamos muchos sentados en círculo y tu me explicabas secretos del universo. Cómo quisiera tener una grabadora en los sueños que se transportara a la vida “despierta” y pudiera escuchar todo con claridad. Y te escucho de nuevo en mi interior diciendo “Recordarás y recuerdas lo esencial”.

Amar al amor ahora sin cuerpo… menuda expedición.

Quiero ser fuerte para estar a la altura de esta increíble odisea, se que me esperan grandes descubrimientos. No quiero temer a la profundidad del alma, quiero estar ahí en el corazón del universo, donde todos latimos como uno y no importa la forma ni el tiempo, solo importa el amor.

Gracias Lua por esto… te amo siempre y cada vez más (si es que eso es posible).

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